Escudo
MARKETING APLICADO

Escudo

Anticuerpos marcarios.

Muchas veces hablamos en este espacio dominguero sobre las funciones de una marca y hoy vamos a puntualizar en una de ellas. Un anticuerpo que muchas tienen y pocas veces detectamos, porque se trata de cuestiones inconscientes que no racionalizamos. Un escudo que las protege de yerros propios o sensibilidades ajenas de clientes como quien suscribe. 

Esta semana estuve en un coqueto café-bar-panadería de Palermo, haciendo un poco de Coffee Officee, trabajando básicamente. Para justificar mi estadía extendida con la compu, pedí un tostado acompañando el café, no tenía hambre pero me daba pudor permanecer sin generar un ticket lógico. La sorpresa llegó cuando la chica, muy amablemente dejó sobre la mesa el pedido, que sorpresa! 

Intentaré agregarle un toque de comedia dramática a la descripción, solo para que entiendan mi decepción. Un platito que dejaba espacio a un cuenco de café sin manija y una tostada, que claramente no era un tostado, con una fina lonja de jamón y un gestito de queso derretido arriba. Puntas doradas y el centro casi frío. Lo pensé mucho, imaginé la situación de ejercitar un reclamo respetuoso y ahí fue donde surgió algo inconsciente que me detuvo, no me di cuenta hasta que al final del día repasé la situación. 

Quizá sea por su nombre francés ¨Le pain…¨ o su ambientación. Por el perfil de los clientes, la zona donde se ubican, la música, la propuesta gastronómica o por todo eso en su conjunto. Una suma de características que me hicieron sentir, en milésimas de segundos, que el equivocado era yo. Que estaba bien quemarme un poco los dedos con el cuenco sin manijas y que no podía esperar un sanguche´ de bodegón con pan suculento que demanda un bocado que te disloca la mandíbula. No, acá era un toast de semillas. 

Las marcas operan de esa forma, contextualizando el consumo, justificando precios, segmentando clientes, poniendo filtros, estableciendo pactos tácitos, convenciones, reglas de comportamiento y sobre todo fijando expectativas. Sin carteles, sin anuncios previos. Si te sentás en Le Pain, el tostado es así, sino clavate de dorapa´ un pebete caliente en alguna esquina. Eso pensé al pagar la cuenta, bastante salada por cierto y no de sal. 

Creo hice bien, pagué sin mediar palabra, aceptando con naturalidad el producto. Estoy tranquilo, al menos pude redituar la experiencia y tomar el tema para esta columna, con las yemas de mis dedos quemados pero consciente del valor, efectividad y la potencia de las marcas. 

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